jueves, 2 de diciembre de 2010

De buena fe

Lo peor del asunto es que no hay ninguna mano negra a la que culpar. Si tu madre (o tal vez tu profesora de párvulos) te contó la historia de Pedro y el Lobo fue simplemente porque ella la había oído también en su momento y parecía una buena manera de explicarte que las mentiras son malas.
Así que te la contó, y al final Pedro moría ante la desidia de sus vecinos, que se habían reído de él, y la muerte de Pedro el mártir los dejaba consternados, con la sonrisa helada y llenos de remordimientos.
Tu madre (y también tu profesora de párvulos) ya lo habían asumido desde muy jóvenes así que al contártelo no se dieron ni cuenta, pero fue entonces cuando tú empezaste a aprenderlo:
Que no hay que pasarse de listo, que no hay que ser suspicaz ni fiarse; que hay que esperar en fila a pasar de uno en uno por el arco magnético y llevar botes de menos de 50 cl. porque tú eres bueno, pero el que va detrás de ti en la fila, o tal vez tu profesora de párvulos, puede ser el lobo.

jueves, 29 de julio de 2010

Fragmento de "Matadero 5", de Kurt Vonnegut

"Billy miró el reloj de la cocina de gas. Tenía una hora libre antes de que llegase el platillo. Se fue al salón, balanceando la botella como una campana, encendió la televisión. Se despegó ligeramente del tiempo, y vio la última película, primero al revés y luego otra vez de principio a fin. Era una película sobre los bombarderos americanos en la Segunda Guerra Mundial, y los valientes hombres que los pilotaban. Vista hacia atrás por Billy, la historia sucedió así:
Aviones americanos, llenos de agujeros y de hombres heridos y de cadáveres despegaron de espaldas desde un aeródromo en Inglaterra. Sobre Francia, se encontraron con aviones de combate alemanes que volaban hacia atrás, aspirando trozos de metralla y fuselaje de algunos aviones y soldados. Hicieron lo mismo con aviones americanos estrellados en el suelo y éstos levantaron el vuelo de espaldas para unirse a la formación.
La formación voló hacia atrás sobre una ciudad alemana que estaba en llamas, y los bombarderos abrieron sus trampillas y con un magnetismo milagroso encogieron los fuegos, almacenándolos en contenedores cilíndricos de acero, y aspirándolos hacia sus entrañas. Los cilindros fueron colocados cuidadosamente en estantes. En la ciudad, los alemanes tenían sus propios aparatos prodigiosos. Eran tubos largos de acero. Los utilizaban para aspirar más fragmentos de las tropas y los aviones. Pero todavía quedaban algunos soldados americanos heridos, aún así, y algunos aviones necesitaban una buena reparación. Al sobrevolar Francia, sin embargo, los cazas alemanes volvieron, dejándolo todo y a todos como nuevos.
Cuando los bombarderos llegaron a la base, los cilindros metálicos fueron extraídos de sus estantes y embarcados de espaldas hacia los Estados Unidos, donde fábricas enteras trabajaban día y noche desmantelando los cilindros, separando su peligroso contenido y extrayendo minerales. Lo conmovedor de la escena es que eran en su mayor parte mujeres quienes hacían esta labor. Los minerales entonces eran enviados a especialistas en regiones remotas. Su labor consistía en enterrarlos, esconderlos astutamente para que nunca volviesen a hacer daño a nadie.
Los soldados americanos devolvieron su uniforme y se convirtieron en chavales. Hitler se volvería un bebé, supuso Billy Pilgrim. Esta parte ya no estaba en la película, Billy estaba extrapolando."