sábado, 16 de febrero de 2008

Vila-Matas: Recuerdo


Me ha visitado un recuerdo de Vila-Matas a punto de inventarse a Montano.
Ha sido extraño porque no creo que distinga fisicamente a Vila-Matas, y de hecho a quien vi fue a una mujer joven, de pelo corto mojado, vestida con camisa blanca y una corbata fina de color negro, igual que el cinturón, y unos pantalones bombachos que dejaban ver sus tobillos por encima de los zapatos bajos. Destacaban, sin embargo, y por encima de todo, sus ojos de lascivia y rabia, sus dientes mordiendo el cigarrillo, y sus orejas puntiagudas.
Quizá por sus orejas he sabido de un vistazo que ella era Vila-Matas, imaginando que tenía un hijo enfermo de literatura, y he comprendido por ello tanto la ira como la determinación que se le nota en los ojos.
Ha sido extraño porque lo que vi fue simplemente la "Mujer de un pintor", de August Sander, portada del Mal de Montano, y me he quedado mirando la foto hasta que estuve seguro de que ya no lo molestaría.
De hecho, fue él el primero que me habló:
- ¿Montano?- preguntó, despistado- ¿Eres Montano?
- No, soy Vila-Matas- le contesté. Pero él no me hizo caso, y siguió hablando: No puedes ser Montano. Soy tu padre y no te dejo ser así. Y tampoco te dejo ser Vila-Matas. ¿Quién soy yo, si no?
- Te dejo ser quien quieras, te dejo ser Hemingway, o Walser, o, si no te molesta, podrías ser Rosario Girondo una vez más. Entonces no serías mi padre, sino mi madre...
- ¿Qué pretendes, Vila-Matas: imitarme, sustituírme, citarme...?
- Pretendo traicionarte constantemente hablando de mi angustia de escritor, de que el boli me tiembla en la mano y en ocasiones las palabras confabulan para atacarme. Y quiero vampirizarte, si no te importa que use esa palabra.
- Bueno, supongo que es justo...

No hay comentarios: